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El activismo y la participación social se encuentran en riesgo en México: aprendizajes sobre el papel de la sociedad civil en México

Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano, escribe sobre la importancia de fortalecer a la sociedad civil en México.
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Del 27 de enero al 3 de febrero de este 2024, el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) y otras 7 organizaciones civiles mexicanas tuvimos el honor de participar en una serie de encuentros con fundaciones, organizaciones civiles, think tanks y autoridades alemanas.

Gracias a la Fundación Naumann para la Libertad, el ONC, el Instituto Mexicano para la Competitividad, México Evalúa y otras organizaciones de la sociedad civil, pudimos compartir experiencias y analizar soluciones ante los retos que implica la participación ciudadana.

El seminario, que se llevó a cabo en Berlin, Alemania, tuvo como objetivo fortalecer el trabajo de las organizaciones civiles mexicanas, así como sentar las bases para futuras cooperaciones internacionales.

Este esfuerzo, se llevó a cabo en un momento en el que el activismo y la participación ciudadana se encuentran amenazadas en México. 

En los últimos 5 años el número de organizaciones civiles mexicanas ha disminuido sistemáticamente, se han perdido los espacios institucionales para que podamos ser contrapeso a la autoridad y nuestra labor ha sido desprestigiada y/o perseguida.

Por ello, un encuentro como el que la Fundación Naumann organizó, es fundamental para encontrar estrategias que permitan nuestra subsistencia e incluso, nuestro fortalecimiento.

¿Cómo ha evolucionado la participación social en México y qué podemos aprender de Alemania?

En nuestro país existe una centenaria tradición filantrópica. Ésta ha buscado tradicionalmente mitigar la pobreza, así como la desigualdad de acceso a la educación, a la salud y a la infraestructura básica de las comunidades.

En contraste, las primeras organizaciones civiles en materia de derechos humanos y think tanks, surgieron hace poco más de 40 años. Sólo hasta finales del siglo pasado, apareció la primera organización de la sociedad civil enfocada a temas de seguridad y justicia.

Del 2000 hasta 2012 se vivieron años muy positivos para el activismo social. Hubo un crecimiento sostenido de organizaciones civiles, así como de espacios de incidencia que fueron institucionalizados mediante reformas normativas e inclusión en reglamentos.

Sin embargo, la participación ciudadana, la subsidiaridad filantrópica y el activismo social en México, siguió siendo muy incipiente. 

Basta sólo analizar cómo en países como Argentina o Chile -que tienen una tercera parte de nuestra población- hay muchas más organizaciones civiles que en nuestro país.

Lamentablemente, el actual escenario es mucho más adverso y preocupante: desde el inicio de la actual administración federal ha sido evidente la disminución del activismosocial; de los canales formales e informales de comunicación y cooperación entre gobiernos -de todos los niveles- y sociedad civil; se ha impulsado un ataque sistemático y un desprestigio -tanto de la presidencia actual como de muchas otras autoridades- al trabajo de la sociedad civil organizada.

¿Cómo estamos realmente?

El gobierno federal y los gobiernos locales no se limitaron a atacar a la sociedad civil, desde su inicio implementaron reformas fiscales que inhiben las donaciones de privados a las organizaciones sociales.

Aunado a ello, el uso político de las fiscalías, de la autoridad tributaria y la de inteligencia patrimonial, en contra de nuestros donadores, ha logrado por un lado, alejar a líderes sociales y empresariales de las organizaciones civiles, así como reducir la capacidad de recaudación de osc’s y Think Tanks.

Ademas, los diversos gobiernos han repetido localmente, las acciones del gobierno federal: han desmantelado los mecanismos formales establecidos en leyes y reglamentos para que la sociedad civil organizada sea escuchada y funja como contrapeso.

Paralelamente, los gobiernos han amedrentado a medios de comunicación y periodistas con el fin de cerrarle espacios a la opinión de activistas y expertos en diversas materias.

Menos sociedad, significan menos contrapesos. Menos sociedad favorece el autoritarismo, la visión sesgada, inhibe la transparencia y rendición de cuentas. El ataque del presidente de la República y otras autoridades en contra de la sociedad civil persigue eso, menos sociedad, menos democracia, más opacidad.

¡Qué diferencia con Alemania!

En Alemania por décadas se han construido fondos, mecanismos formales de escucha y cooperación, así como sistemas de evaluación de la misma, que permiten incentivar la participación social, el buen gobierno y buen uso de los recursos públicos.

El reconocimiento a la buena labor de los organismos civiles, así como los beneficios tributarios, han afianzado una cultura filantrópica en ciudadanos y empresas. En cada uno de los encuentros con nuestras contrapartes germanas, fue evidente que la recaudación, independencia intelectual, capacidad de incidencia, no era un problema que viviesen.

También quedó claro que la situación en nuestro país es bien conocida internacionalmente y que ellos mismos han podido atestiguar los ataques del gobierno al activismo en México.

Alemania nos enseña el camino hacia el que debemos ir. En México hay profundos rezagos sociales y altos índices de violencia, corrupción e impunidad que debilitan los derechos individuales y colectivos y afectan nuestras libertades.

En el ONC nos sentimos muy honrados de haber podido participar en esta serie de encuentros. El seminario logró su objetivo, regresamos más claros de cómo responder a los retos actuales y mas confiados en que existen aliados con quienes podemos construir ciudadanía.

Asimismo, estamos profundamente agradecidos por la confianza y apoyo que la Fundación Naumann nos ha brindado a lo largo de casi una década. Un apoyo que permitió analizar el fenómeno de las desapariciones de personas en México y que hoy se centra en mejorar el desempeño de las autoridades de procuración de justicia, abatir la impunidad y atender mejor a las víctimas de la violencia.

Una cooperación que logró aumentar dramáticamente el número de investigaciones que permiten la detención y sanción de delincuentes, una cooperación que dignifica el trabajo de las autoridades y que, de nuevo, confirma cómo fundaciones, cooperación internacional, sociedad civil y gobiernos, podemos resolver problemas que parecen anquilosados en la realidad institucional mexicana.

Espero que otras organizaciones puedan alimentarse de experiencia similar y caminar de la mano de aliados tan sólidos como la Fundacióm Naumann, ya que los próximos años serán claves para el país.

Hoy en México, los ciudadanos vivimos peores condiciones de seguridad, derechos y libertades respecto tan sólo a 2018 y podríamos estar aún peor si muchos entre nuestros aliados y compañeros nos hubiésemos rendido.

Si en México no hay más autoritarismo y corrupción es precisamente gracias a aquellos que seguimos creyendo en el activismo y la participación social.

Director del Observatorio Nacional Ciudadano

@frarivasCoL