DE

Female Forward
8M. Todas somos libres de ser

Lograr la equidad entre hombres y mujeres es un requisito para alcanzar el desarrollo, para impulsar la innovación y para construir sociedades abiertas, inclusivas y diversas. ¿Cómo asegurar que todas las mujeres seamos libres de ser?
Libre de ser México
© amandina (2022)

Sé lo que quieras ser, ese es el slogan de Barbie que niñas y mujeres han escuchado durante décadas. Ser veterinaria, maestra o astronauta; ingeniera, empresaria o artista, existe una Barbie para todo. La imaginación es el límite al momento de jugar, ¿y en la vida real? 

Pasando de los juegos al mundo de carne y hueso, la realidad es que las mujeres y niñas a las que les hablaba Barbie no tienen todavía las mismas oportunidades y no siempre está asegurada su libertad de elegir el camino que deseen. Alrededor de 2,400 millones de mujeres en edad laboral no tienen las mismas oportunidades económicas y en más de 150 países no pueden participar libremente en la economía de sus países. Restricciones laborales, techos de cristal y desigualdad salarial siguen siendo una realidad.

Lograr la equidad entre hombres y mujeres es un requisito para alcanzar el desarrollo, para impulsar la innovación y para construir sociedades abiertas, inclusivas y diversas. Debemos reconocer el camino andado y las batallas ganadas, pero la igualdad de oportunidades todavía no está garantizada para todas las mujeres. ¿Cómo asegurar que todas las mujeres sean libres de ser? 

La libertad de vivir libre de violencia

Si bien es cierto que la violencia no distingue género, sexo o etnia, la manera en la que ésta impacta a sus víctimas sí. Como mujeres, ser víctima de violencia es una consecuencia directa de la desigualdad en la distribución de poder que se refleja en prácticas cotidianas, costumbres, en el lenguaje y en las expectativas de género. 

Esta violencia se vive en todos los ámbitos, desde los círculos familiares o afectivos, hasta en la educación, el trabajo y la impartición de justicia. Si bien se podría argumentar que también hombres son víctimas de violencia, de acuerdo con la CEPAL la mayoría de las lesiones de los derechos de las mujeres y de las discriminaciones y abusos de los que son objeto se deben específicamente a su condición de mujer. Esto supone una vulnerabilidad que les impide desarrollarse en libertad, tomar decisiones sobre su cuerpo o su dinero.

Asegurar la libertad de las mujeres está ligada a la incidencia de violencia de género de las que son o no víctimas, es labor de las instituciones públicas implementar y adoptar leyes y políticas públicas que castiguen esta conducta. Pero además, se debe asegurar que la justicia sea accesible a niñas y mujeres sin distinción. Trabajar para que los derechos otorgados en papel realmente se apliquen implica poner a trabajar a todos los aspectos del aparato gubernamental, desde cómo se legisla, hasta cómo se ponen en práctica estos derechos y se castiga a quienes los violan. 

Las cuotas de género no son la única respuesta

Las cuotas de género son una respuesta a medias para un problema de gran magnitud. Es cierto que funcionan como punto de partida para promover la representación, pero eso no significa que mujeres y hombres tengan las mismas oportunidades de participación.

En el campo de la política, de acuerdo con Fátima Masse (IMCO), la equidad de género en México tardaría 130 años en alcanzarse. Carla Humphrey, consejera electoral, narró para Forbes México que es común que mujeres electas para puestos públicos sean presionadas a dejar su cargo para que lo ocupe un sustituto varón, un fenómeno coloquialmente conocido como “Las Juanitas”. En el caso de las empresas, en América Latina únicamente el 4% de las CEO’s son mujeres, lo que repercute directamente en la capacidad de incidencia y decisión que tienen las mujeres en el mundo empresarial. 

La participación de las mujeres en cualquier profesión, sobre todo las comúnmente masculinas como la política o la economía, se ve impactada por el machismo, la violencia y el hostigamiento que persiste en estos ambientes. En suma, los puestos de liderazgo con altos niveles de decisión y responsabilidad siguen encabezados por los hombres, lo que resta voz e impacto a las voces femeninas. 

La representación es necesaria, pero no es suficiente si no es acompañada por un compromiso real por parte de empresas e instituciones para hacer frente a las otras barreras que fomentan la desigualdad de género, sin políticas de prevención a acoso y hostigamiento y sin un verdadero interés por dar voz y voto. 

Libertad de expresión para todas

La voz cuenta y que las mujeres tengan libertad de expresión no solo es una obviedad, es necesario. Durante décadas, su trabajo en el periodismo se relegó a áreas consideradas “menos relevantes” como la cultura, sociales o la moda, las llamadas “notas rosas”. 

Que las mujeres tengan voz y palabra para hablar de política, deportes o economía brinda la oportunidad de aportar nuevas perspectivas y de hablar sobre problemáticas que son en ocasiones ignoradas que el periodismo con perspectiva de género incorpora. 

El lenguaje, redacción, jerarquización de la información y uso de imágenes inadecuadas pueden incurrir en criminalización, revictimización, imprecisiones legales, entorpecer las investigaciones policiales, dañar la reputación de las personas involucradas, exponer la vida privada de las víctimas, someterlas al escarnio social, crear una imagen inadecuada de la situación (ser sensacionalistas) y otros problemas que se alejan de la ética y los principios del periodismo.

Cristina Salmerón, periodista especializada en contenidos con perspectiva de género

La diversidad y la equidad deben ser la prioridad en los medios de comunicación, pero la realidad es que persiste la falta de representación femenina en puestos de dirección y editoriales y el periodismo es una de las profesiones donde más persiste la brecha salarial, el acoso y el hostigamiento, barreras que las limitan al momento de desarrollar su carrera.

Remuneración, trabajo y la (p)maternidad

La participación de las mujeres en la economía la atraviesan la maternidad y las tareas del hogar. De acuerdo con la Radiografía ASEM, la tercera razón por la que fracasan emprendimientos dirigidos por mujeres es por falta de tiempo (26%), razón que no mencionan los hombres. En suma, el temor al fracaso es 55% mayor en el caso de ellas. En suma, la mayor brecha de género en cuanto a sectores económicos se encuentra en la tecnología e informática, donde sólo uno de cada diez negocios son liderados por mujeres.

Las mujeres no pueden lograr la igualdad en el lugar de trabajo si están en una posición desigual dentro del hogar.

Carmen Reinhart, Vicepresidenta Sénior y Economista en Jefe del Grupo Banco Mundial

Asegurar las condiciones para que su participación sea plena en cualquier ámbito es fundamental. Las licencias de maternidad remuneradas han sido un paso importante, pero no suficiente. La mayor parte de las economías otorga únicamente 5 días de licencia remunerada a los padres, impactando en la distribución de responsabilidades en la crianza y el cuidado de hijas e hijos y desnivelando la contratación por ser “más baratos los hombres que las mujeres”, por tener menor tiempo de descanso. Sin embargo, licencias de paternidad remuneradas equitativas pueden reducir la discriminación en el lugar de trabajo y mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal.

No sería justo ignorar las victorias del siglo XX para fortalecer el papel de la mujer, el 8 de marzo existe para reconocer el esfuerzo de cada generación en la lucha por sus derechos y la equidad. 

Las políticas públicas han demostrado ser un instrumento efectivo para fomentar el desarrollo económico, la inclusión y la equidad; pero este esfuerzo debe acompañarse de un compromiso real de las instituciones, la iniciativa privada y la sociedad civil que trascienda al Día Internacional de las Mujeres para fomentar la equidad de género ante la ley, el trabajo, la educación y asegurar que todas las mujeres en el mundo sean libres de ser.