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¿Por qué Friedrich Naumann?

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© By Max Liebermann - Die Kunst für alle: Malerei, Plastik, Graphik, Architektur — 25.1909-1910, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=65250393

El nombre de la fundación se lo debemos a Theodor Heuss, quien quiso establecer un núcleo de reflexión liberal  en honor a la “Escuela de ciudadanos” (Staatsbürgerschule en alemán) creada por Friedrich Naumann y dar fuerza al legado de uno de los liberales más importantes de Alemania. Pero, ¿quién fue Friedrich Naumann y por qué deberíamos interesarnos por su legado?

Primero, situémonos en contexto: Friedrich Naumann vivió entre finales del siglo XIX y principios del XX. Tenía 11 años cuando Alemania fue unificada y por tanto creció prácticamente toda su vida bajo el imperio conocido popularmente como segundo Reich. 

No fue un liberal nato. En realidad, provenía de un contexto político conservador y no fue sino hasta 1903, a sus 43 años, cuando encontró su camino al liberalismo y comenzó a perseguir sus objetivos. Ya entonces tenía una visión clara de los avances políticos de su época y de los retos que ellos suponían para la lucha de la libertad, conocimiento que plasmó en su libro de 1911 Luchas por la libertad (Freiheitskämpfe). 

“En Alemania, debemos regresar a las actitudes de fortaleza de espíritu sin las cuales no existiríamos en lo absoluto; debemos volver a un liberalismo de vida y espíritu que vaya más allá de riñas entre grupos y partidos. Cooperar en este liberalismo es un esfuerzo profundo y anhelante del autor.”

Friedrich Naumann en "Luchas por la libertad"

El gran papel de Naumann

Esta cita describe a la perfección lo que impulsaba a Naumann y lo que encontró en su país. Alrededor de 1900, los liberales alemanes estaban divididos entre  varias organizaciones. Existían discusiones acaloradas sobre el camino que debían tomar: por un lado estaban quienes pensaban que debían ser un compañero discreto de los conservadores y los pangermanistas, y por el otro los que se visualizaban como luchadores solitarios en contra de otras ideologías. Ninguno resultaba particularmente atractivo.

En 1903 el voto por los liberales se había reducido a la mitad en comparación con 1871. Mientras en 1874 tenían cerca de 200 lugares en el congreso, en 1903 apenas ocupaban 90. Además, ninguno de los partidos liberales ejercía influencia política significativa y el sistema de partidos por mayoría amenazaba con reducir aún más la pequeña base de votantes con el despertar de la politización masiva.

Naumann se dio cuenta de que si querían contrarrestar esta situación, por principio necesitaban una mayor unión entre liberales. Asimismo, si los liberales tomaban sus observaciones en serio, debían desarrollar una estrategia posterior que fortaleciera su influencia y aspirara a la liberación del imperio germano, preferentemente en la forma de un parlamento monárquico basado en el modelo británico. Desde luego, esto no podía conseguirse sin aliados políticos.

Un éxito sustancial

Naumann encontró aliados políticos en la socialdemocracia, una unión que asustó no solo a la mayoría de los liberales, sino también a los librepensadores. Aun así, encontró aliados primero en los liberales de izquierda y después en los liberales nacionalistas más jóvenes, quienes gradualmente hicieron aceptable su visión para la mayoría del movimiento liberal.

Había debates constantes entre liberales y socialdemócratas, estos últimos a la par conmocionados por riñas internas entre los ortodoxos y los revisionistas. A pesar de ello, el concepto parecía funcionar en un punto medio; para 1910 los liberales de izquierda se unieron en un único partido y la relación entre ellos y los liberales nacionalistas mejoró hasta el extremo de que se apoyaron mutuamente en las elecciones de 1912. En esa misma elección, acuerdos parciales con los socialdemócratas resultaron en una mayor proporción de votos para los liberales de izquierda de Naumann y, por primera vez en la historia, los liberales y los socialdemócratas se acercaron a una mayoría en el parlamento. En menos de una década se obtuvo un progreso extraordinario que tuvo un efecto positivo en la imagen y el carisma de los liberales.

Finalmente, los liberales volvían a ser parte de la oposición y su imagen era atractiva para los alemanes de ese tiempo. Además, había cierto carisma personal en varios de sus contemporáneos, lo cual atraía principalmente a los intérpretes más jóvenes del imperio: pioneros industriales como Robert Bosch; académicos como Lujo Brentano y Max Weber, y espíritus a la alza como Theodor Heuss y su esposa Elly.

Aunado a lo demás, Naumann quería eliminar la discriminación política y social hacia las mujeres, lo cual no era una cualidad común entre los liberales de la época. Promovió a talentos del momento como Gertrud Bäumer y fomentó la proximidad de las mujeres con el movimiento. Después de que la participación política de las mujeres fuera aprobada en 1908, el ala femenina del movimiento liberal se volvió una de las más activas.

La persecución de un objetivo nunca es una línea recta

No sabemos si el gran plan de Naumann de reformar el imperio hubiese funcionado si la primera guerra mundial no hubiese estallado, lo que detuvo los debates domésticos. Indudablemente, Naumann y sus pares ideológicos hubieran preferido que la transformación del imperio hacia un sistema parlamentario fuera exitosa por su cuenta —como pareció durante un breve periodo en 1918— y no una consecuencia de la derrota alemana.

No obstante, se puso rápidamente del lado de la nueva república, cuyo fundamento democrático se veía amenazada no solo por la derecha, sino también por la izquierda. 

Ya en un estado deplorable de salud, la principal preocupación de Naumann durante las consultas constitucionales en Weimar fue dar un nuevo inicio a la relación entre el Estado y la Iglesia. Esto fue conseguido de una forma tan efectiva que los párrafos más relevantes de sus escritos fueron incorporados a la ley general alemana.

A pesar de su estado de salud, Friedrich Naumann nunca dudó en continuar con su misión política hasta a mediados de julio de 1919, cuando le solicitaron relevar la presidencia del recientemente fundado Partido Democrático Alemán. Tras aceptar, inmediatamente adoptó el objetivo de consolidar un partido relativamente heterogéneo que consistía en librepensadores, liberales nacionalistas y nuevas caras de la política. Naumann prestó especial atención a la capacitación de una nueva generación de jóvenes mediante la Escuela de ciudadanos fundada durante la guerra. 

A finales de 1919, durante un viaje de recreación en Travemünde falleció de un derrame antes siquiera de llegar a los 60 años.

 

El legado

Para bien o para mal, Friedrich Naumann no tuvo que presenciar las varias crisis que siguieron en Europa y su país y el eventual declive que padecieron tanto el liberalismo tradicional como la primera democracia de Alemania. Solo es posible especular sobre si podría haber hecho algo al respecto.Su muerte dejó un vacío en el liderazgo liberal que ninguno de sus sucesores pudo llenar, con la posible excepción de Gustav Stresemann, quien, como Naumann, mereció un gran respeto fuera de las fronteras partidistas, pero cuya autoridad fue menos intensa, especialmente en su propio partido.

Los seguidores de Naumann, particularmente Theodor Heuss, se aseguraron de que la memoria y el trabajo de Naumann durante la república de Weimar y el barbarismo socialista sobrevivieran. Finalmente, se volvió un punto de partida para la renovación del liberalismo a la cual dedicó su vida desde 1903.

Muchos años después, el 14 de noviembre de 1958, durante la ceremonia de apertura oficial de fundación, Heuss habló ante una audiencia de alto nivel, que incluía a representantes políticos; culturales y empresariales de la época, sobre el legado de Friedrich Naumann y dio a la fundación su propósito: ser un centro intelectual del liberalismo alemán.