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Turismo en el Mediterráneo: la nueva normalidad

Contribución de Anwar Zibaoui
Tourismus

Von Schirm zu Schirm: Tourismus am der spanischen Küste.

© picture alliance / AA | Burak Akbulut

El sector turístico se ha visto muy afectado en los dos últimos años por la lucha contra la pandemia del COVID-19. La vuelta a la normalidad no está a la vista, ya que el coronavirus aún no está totalmente controlado. Sea cual sea la nueva normalidad, con la progresiva relajación de las normas sanitarias y la reapertura de las fronteras, los turistas están volviendo, sobre todo a los destinos vacacionales del sur de Europa: en el primer semestre de 2022, hubo un crecimiento del 11,7% en los destinos europeos del Mediterráneo, mientras que Oriente Medio y África experimentaron un descenso del 20,8%.

Cuatro países mediterráneos se encuentran entre los destinos más populares del mundo: Francia, España, Italia y Turquía. El Mediterráneo es el primer destino turístico del mundo, ya que representa el 35% de todas las llegadas de turistas internacionales y el 30% de los ingresos del turismo mundial. Alberga el 20% de la capacidad hotelera mundial. En los 24 países mediterráneos hay 10.000 destinos, unos 100.000 hoteles y cerca de un millón de restaurantes. El turismo mediterráneo también representa el 13% de las exportaciones de los países mediterráneos y el 23% del sector de los servicios, dando empleo a millones de personas.

Pero la pandemia ha dejado al descubierto numerosas debilidades del sector turístico mediterráneo, que se enfrenta a un exceso de capacidad hotelera, a la burocracia, a la falta de flexibilidad e innovación; a las crisis económicas recurrentes y a la escasa cooperación entre todos los agentes del sector. Muchos países del sur de la región sufren de incertidumbre e inestabilidad política. Y como su principal fuente de divisas se ve afectada, las consecuencias económicas pesan especialmente en estos países, desanimando a los inversores, exacerbando el desempleo y empujando a las poblaciones jóvenes a emigrar. El cambio climático, las catástrofes naturales, los incendios, los huracanes, las sequías y la escasez de recursos, así como los terribles atentados terroristas, plantean grandes problemas al turismo. Lo que ocurre en cualquier parte del mundo afecta dramáticamente a todo el sector turístico.

En la actualidad, todos los países vacacionales más populares del sur de Europa están afectados por una ola de calor extrema, con temperaturas muy por encima de los 40 grados y sin lluvias durante meses. Italia está luchando no sólo con una crisis de gobierno, sino también con una sequía e innumerables incendios forestales. La situación en España es similar, con incendios especialmente graves en el noroeste, en la frontera con Portugal y en Cataluña, pero las llamas también arden en el centro de España y en Andalucía. Ante la tensa situación, el vecino Portugal ha declarado el tercer estado de emergencia más alto. Se han quemado decenas de miles de hectáreas de bosque y se han destruido casas; los incendios también se han cobrado vidas humanas.

Lecciones de la pandemia

La pandemia ofrece la oportunidad de convertirse en un punto de inflexión para el sector hacia un turismo basado en la sostenibilidad. Para ello, todo el sector turístico mediterráneo necesita urgentemente apoyo para permitir su transformación basada en los tres pilares de la sostenibilidad -económica, medioambiental y social- con la ayuda de las empresas locales y la innovación digital. El turismo del futuro requiere un replanteamiento de toda la cadena de valor, destinos, empresas y turistas. El turismo orientado a la comunidad promueve un comportamiento responsable del consumidor al fomentar un intercambio cultural y un entendimiento más profundos que el tradicional turismo de sol y playa. La concienciación de los veraneantes es especialmente importante en este sentido, ya que los consumidores determinan la demanda y son un poderoso motor de cambio. El turista medio ha cambiado después de la pandemia y, en general, busca experiencias personales en lugar de un turismo de masas. Esta tendencia a la individualización va acompañada de mayores expectativas en términos de calidad, higiene y precauciones de seguridad.

Para seguir atrayendo a los turistas en el futuro y asegurar la posición de liderazgo de la región mediterránea en el mundo, es necesaria la creación de un organismo formal de la industria turística mediterránea. El turismo mediterráneo sigue siendo un sector irregular, heterogéneo y fragmentado. Un foro común para el sector turístico mediterráneo podría aunar voces y representar intereses comunes, compartir recursos, asegurar precios, negociar contratos, proporcionar apoyo legal en disputas y comunicarse con los gobiernos. El objetivo debe ser un plan para consolidar el sector para una cooperación más profunda en la región y coordinar un mercado turístico mediterráneo coherente, moderno y eficiente. Sólo juntos podrán los países mediterráneos hacer realidad este objetivo en la nueva normalidad.