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Desinformación
Programa de visitas FNF en Bruselas: Defendiendo la libertad y la democracia

Un enfoque multilateral en la deconstrucción del ecosistema de la desinformación
Brussels Visiting Programme
© Fundación Friedrich Naumann para la Libertad

En muchos países latinoamericanos, los periodistas trabajan en condiciones peligrosas. En 2022, México se clasificó como el país más peligroso del mundo para los periodistas.

Los últimos años han demostrado el gran peligro que la desinformación y la injerencia extranjera pueden suponer para las elecciones y las democracias de todo el mundo. El discurso público, como pilar fundamental de los Estados y las sociedades democráticas, se ve debilitado por una manipulación selectiva que dificulta la información independiente. La sociedad civil y los actores antigubernamentales de muchos países se enfrentan a diario a estos retos en su lucha por el Estado de derecho y la diversidad política. En Filipinas, las campañas de desinformación generalizadas y la propaganda en línea contribuyeron significativamente al éxito electoral del ex presidente Rodrigo Duterte y su gobierno autocrático. También en México hay una larga historia de desinformación relacionada con campañas electorales difundida por portales de noticias anónimos y actores estatales. En muchos países latinoamericanos, los periodistas trabajan en condiciones peligrosas. En 2022, México se clasificó como el país más peligroso del mundo para los periodistas, de acuerdo al informe anual de Reporteros Sin Fronteras. Más de 12 periodistas fueron asesinados ese año, lo que representa casi el 20% de las víctimas mortales a nivel mundial con antecedentes periodísticos. En muchos países, como Ecuador, la proliferación de los medios digitales y sociales ha agudizado especialmente el problema de la desinformación.

Sin embargo, la desinformación no conoce fronteras. En Europa, por ejemplo, el discurso político en torno a la desinformación se ha introducido en muchos ámbitos políticos. Por este motivo, FNF Europe acogió en abril en Bruselas a una delegación internacional para ponerla en contacto con socios europeos que trabajan en la lucha contra la desinformación. Así, la delegación, formada por expertos en desinformación, se reunió con representantes de instituciones de la Unión Europea como el Parlamento Europeo y el Servicio Europeo de Acción Exterior, así como con organizaciones liberales asociadas (Foro Liberal Europeo y LYMEC) y otras organizaciones de la sociedad civil asociadas a la oficina de Bruselas que trabajan en el seguimiento y la lucha contra la desinformación y la injerencia extranjera. Además, se organizó un acto público "Defender la libertad y la democracia: la lucha global de los liberales contra la desinformación", en el que participaron oradores de la delegación, para reforzar los intercambios con el público político de Bruselas y compartir experiencias mutuas.

Delegación Bruselas

Delegación Bruselas
© Fundación Friedrich Naumann para la Libertad

Participantes en este programa de visitas se enfrentan a los peligros y desafíos de la desinformación estatal y a la falta de un mecanismo que los proteja de forma independiente

Al final del programa, los participantes dijeron que, aunque esperaban que la situación de la desinformación en México y Ecuador fuera similar, les había sorprendido observar pautas de desinformación parecidas en Filipinas. Las sinergias incluyen el papel de los actores políticos de alto nivel en la creación de narrativas de desinformación que se transforman en productos mediáticos con la ayuda de personas influyentes -a menudo pagadas- y llegan al nivel más bajo, donde se difunden las noticias falsas. Además, como periodistas y defensores de los derechos humanos, todos los participantes en este programa de visitas se enfrentan a los peligros y desafíos de la desinformación estatal y a la falta de un mecanismo que los proteja de forma independiente. Por lo tanto, el programa permitió a los participantes compartir las mejores prácticas no sólo con sus homólogos europeos, sino también entre ellos.

Existencia de verdaderas redes de la desinformación, dedicadas sistemática e intencionalmente a producir mentiras y manipulación

Desinformación, la experiencia en Bruselas.

Por Alexis Serrano Carmona

Hace poco me definí como un hereje convertido al fact-checking. Y es que no soy muy amigo de ponerle etiquetas al periodismo y considero que la verificación es uno de los músculos constitutivos del oficio, una de sus piedras angulares. Por eso, pretender que la verificación es una actividad extraordinaria, lejana al día a día de los periodistas, me parecía un despropósito. Sin embargo, mi experiencia como editor del portal Ecuador Chequea me ha permitido ver la situación desde una óptica distinta; y, aunque sigo pensando lo mismo, me doy cuenta de que los niveles de desinformación son tantos y tan peligroso, que está bien que se le dé al fact-checking la importancia que merece. He confirmado, con esta experiencia, por más obvio que parezca ahora, la existencia de verdaderas redes de la desinformación, dedicadas sistemática e intencionalmente a producir mentiras y manipulación. Ante esto, como solemos decir en la redacción, mientras más muros de contención se puedan colocar contra estas redes de la desinformación, mejor.

Alexis Serrano I
© Fundación Friedrich Naumann para la Libertad

En Ecuador, y por mi experiencia en el resto de América Latina, la desinformación política (que siempre se centra prioritariamente en la política local) es la más frecuente, pero no es la única.

La experiencia del programa de visita en Bruselas sobre desinformación, organizado por la Fundación Friederich Naumann, me ha servido para profundizar mucho en estos criterios y mirar el asunto desde una perspectiva más amplia todavía. Para empezar, me sorprendió mucho ver la visión tan marcadamente geopolítica con la que se va la desinformación en Europa. Es una experiencia un tanto distinta a la que tenemos, por ejemplo, en América Latina. De lo que vimos en los entes públicos y las organizaciones que presentaron sus ponencias durante la gira, puedo colegir, en primer lugar, que estos actores ven a una sola persona —o a un solo Gobierno— como el ‘gran desinformador’: Vladimir Putin, el presidente de Rusia; y toda la teoría y la lucha contra la desinformación gira en torno a él. Sin embargo, lo veo más como un objetivo político, que como un ejercicio periodístico real. Lo que se pretende, en ese caso, es ver cuál narrativa geopolítica prevalece por sobre la otra. El mismo ímpetu con el que la Unión Europea y Estados Unidos tratan de hacer prevalecer su discurso por sobre el ruso, puede mostrar Rusia para hacer prevalecer el suyo por sobre el de Estados Unidos o la Unión Europea.

En Ecuador, y por mi experiencia en el resto de América Latina, la desinformación política (que siempre se centra prioritariamente en la política local) es la más frecuente, pero no es la única. En Ecuador Chequea hacemos verificaciones sobre falsas predicciones de terremotos, sobre empresas que usan la imagen de periodistas o figuras públicas para promover falsas inversiones… Sin embargo, se dijeron que cosas que se aplican a cualquier territorio y me parecen fundamentales. Por ejemplo, aquello de que la polarización es el caldo de cultivo perfecto para la desinformación.

Alexis Serrano II
© Fundación Friedrich Naumann para la Libertad

Fact-checking como actividad importante del periodismo en el presente, y será una actividad para la sociedad en el futuro.

La principal enseñanza que me traje surge de una pregunta que nos hicieron en el último día del programa: ¿realmente vale la pena seguir haciendo fact-checking en un mundo en el que la desinformación corre con una velocidad exorbitante, que se verá incremente a niveles nunca antes vistos con la inteligencia artificial?

Y hay una respuesta posible: el pre-bunking como reemplazo del debunking. Se nos habló de los niveles en la lucha contra la desinformación y entendimos que la mayoría de nosotros estamos actuando en el nivel de defensa y contención. Pero entonces surge una cuestión: decir ‘esto es falso ya no es suficiente’, nos dijeron. Y hay que pasar al ataque y dar a los usuarios de redes sociales las herramientas suficientes para detectar la desinformación y cortarla cadena. Y en ese sentido, me parece, el rol del periodismo es más importante que siempre. Como líder de una sala de redacción pienso enfocar nuestros esfuerzos en ese sentido: estar pendientes de los temas sobre los cuales se podría generar desinformación y actual antes, adelantarse a las redes de la desinformación. Me parece que ese podría ser el camino.

Un punto adicional que me parece importante tocar es esa tendencia peligrosa de intentar colocar a los periodistas y a los medios de comunicación como un posible actor de la desinformación, por mínimo que sea. Ese discurso de intentar posicionar la falsa idea de que la desinformación puede venir de los medios ha traído ya en América Latina ataques a la prensa y ha servido a gobiernos autoritarios para fomentar sus narrativas y sus políticas contra la libertad de expresión. Los periodistas y los medios estamos ubicados exactamente en orilla contraria a la de la desinformación y fortalecer el periodismo y la prensa debería estar entre las prioridades de toda sociedad. Es muy importante dejar en claro algunos conceptos: tener una línea editorial no es desinformar, incluso cometer un error no es desinformar. Para hablar de desinformación es indispensable que existe la INTENCIONALIDAD sistemática de producir mentiras, de manipular los hechos y los datos. Si no entendemos esto, corremos el riesgo de que los gobiernos, los organismos internacionales, organizaciones y demás actores, se crean en la potestad de decidir qué medio o qué periodista es bueno o no; qué medio o qué periodista es bueno y cuál es malo; solamente en función de su ese periodista o ese medio dicen lo que quiero escuchar o no. Es exactamente ahí donde comienza la censura.

Pienso que por todas estas variantes —y lamentablemente porque no se ve que las redes de la desinformación vayan a ceder terreno fácilmente— el fact-checking es una actividad importante del periodismo en el presente, y será una actividad para la sociedad en el futuro. Es el momento preciso para generar el debate sobre cómo deberá hacerse en adelante. Y creo que el programa que vivimos en Bruselas fue fundamental para este debate.

 

Programa de visitas en Bruselas I
© Fundación Friedrich Naumann para la Libertad

Formación de redes de combate a la desinformación como principal acción de mitigación

Sobre mi viaje a Bruselas 

Por Sonia Romero

El viaje a Bruselas me permitió identificar que en la Unión Europea uno de los temas más importantes considerando el contexto de la Guerra entre Rusia y Ucrania son las próximas elecciones del Parlamento Europeo en el año 2024.

A su vez, conocer que entre las acciones principales realizadas se encuentra la mitigación, para lo cual las organizaciones no priorizan la verificación de información sino la sensibilización y capacitación de la ciudadanía en temas en los que se ha identificado un mayor flujo de desinformación como: cambio climático, elecciones, y migración.

También pudimos identificar que las acciones principales por parte de instituciones europeas se encuentra el monitoreo de posibles acciones de desinformación por parte de Rusia, China y Estados Unidos, en un intento de desestabilización de la Unión Europea.

Una de las prácticas que consideramos se puede replicar es la formación de redes de combate a la desinformación en la que se encuentren actores políticos, medios de comunicación, periodistas, académicos, entre otros, es una de las acciones principales de mitigación del combate a la desinformación.

Estos espacios son importantes pues permiten conocer estas buenas prácticas y posibles actores con los que se puede trabajar en la lucha contra la desinformación, para así tejer redes de trabajo.

Sonia Romero
© Fundación Friedrich Naumann para la Libertad

Los participantes compartieron sus impresiones y que experiencias se llevan de su estadía en Bruselas

Programa de visitas FNF Europa- Bruselas

© Fundación Friedrich Naumann para los Países Andinos