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Guerra en Europa
Energía, cambio climático y Putin

utah

The Utah State Capitol, rear, is shown behind an oil refinery on Thursday, May 12, 2022, in Salt Lake City

© AP/RICK BOWMER  

Cuando todavía no nos hemos recuperado del tremendo impacto de la pandemia provocada por el Covid 19, el mundo en su conjunto, Europa especialmente y Ucrania dramáticamente, nos enfrentamos a un nuevo escenario de crisis global por mucho que, de momento, las armas solo resuenen en ese país. Y en el centro de esta crisis global está, una vez más, la energía, elemento clave que a su vez es la principal causa de la pandemia más grave que sufre el planeta como lo es la crisis climática que cada día se hace más presente superando, en cuanto al calendario de sus efectos, las previsiones más pesimistas.

Nuestra sociedad, pero especialmente los países más ricos, nuestro selecto mundo OCDE, hemos ignorado las inequívocas señales que ponían en evidencia tanto nuestra vulnerabilidad en el campo de la dependencia energética como la gravedad de la amenaza que suponía el uso de los combustibles fósiles en el proceso del calentamiento global.

Respecto a lo primero —nuestra dependencia— apenas reaccionamos al tremendo golpe que supuso para nuestras economías la crisis del petróleo de los años setenta. Ignoramos el aviso sobre nuestra vulnerabilidad que supuso que un pequeño grupo de países reunidos en torno a una mesa, la de la OPEP, pudiera poner en jaque nuestras economías simplemente tomando medidas sobre la cantidad y precio de su producción de petróleo. Sí, ignoramos el estrépito de aquella señal acústica y nos limitamos a dar unos mínimos retoques a nuestra forma de dotarnos de energía. Después de aquel primer aldabonazo se han sucedido los avisos y hemos tenido que participar en conflictos armados para defender nuestro suministro de petróleo, hemos escuchado mil veces a los expertos y organizaciones sociales reclamar un cambio de modelo energético.

Ice formations Canada

An aerial image shows ice formations on Great Slave Lake, south of Yellowknife, Northwest Territories, Canada.

© AFP/PATRCIK FALLON

Tampoco hemos hecho demasiado caso al efecto que tiene el modelo energético basado en la combustión de carbón, gas y petróleo en nuestro medio ambiente. Veinticinco cumbres del clima más tarde, Acuerdo de París por medio, la acción de los gobiernos no está a la altura de la gravedad de la realidad que la comunidad científica internacional, que agrupa el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU, pone regularmente sobre la mesa ni de las consecuencias cada día más evidentes de cómo va a cambiar nuestra presencia en la tierra.

Ahora Putin nos ha colocado delante la realidad que no queríamos ver. Estamos en una posición de debilidad, con una insostenible dependencia del petróleo y del gas ruso con mayor o menor grado según los países de la UE pero muy vulnerables en conjunto. Podemos aplicar sanciones, pueden salir de Rusia las principales marcas europeas y norteamericanas, podemos confiscar las posesiones de sus oligarcas, pero nos va a costar mucho —incluso a medio plazo— renunciar a sus combustibles fósiles con cuyos beneficios financia, lamentablemene, esta guerra despiadada e ignominiosa.

Solar panels

Solar panels at the Quilapilún solar power plant, a Chilean-Chinese joint venture, in Colina, Chile

© AP/ESTEBAN FELIX

Y ahora?

Hemos perdido mucho tiempo y eso nos va a costar, de momento, pasar un próximo invierno muy duro. Además, nuestra vulnerabilidad energética nos está impidiendo salir de la crisis económica provocada por la pandemia y, por si fuera poco, la incógnita sobre la duración de la invasión y la perspectiva de otras tensiones que puedan surgir próximamente suponen un nubarrón muy negro para el futuro de nuestras economías. Lo que sí podemos hacer es reaccionar con visión de futuro. No se trata de cambiar de proveedores —que también habrá que hacerlo a corto plazo, sin duda—sino fundamentalmente de promover la autosuficiencia energética. Autosuficiencia que debe tener muchos ámbitos pues debemos buscarla a nivel de comunidades internacionales, como lo puede ser la Unión Europea, de países, de regiones, municipios e, incluso, de particulares gracias al autoconsumo.

Esa autosuficiencia solo nos la otorgan hoy por hoy a la mayor parte de los países de nuestro ámbito las energías renovables. Algunos que cuentan con recursos fósiles podrán temporalmente recurrir a ellos para eludir esta crisis energética, que no ha hecho más que anunciarse, pero también tendrán que afrontar a medio plazo la transición a las energías renovables porque las evidencias del cambio climático la van a imponer más pronto que tarde.

Otros vuelven la vista atrás para apelar a la solución nuclear ignorando dos elementos fundamentales: hoy es cuatro o cinco veces más cara que la media de las tecnologías eólica y fotovoltaica y, segundo, que unos hipotéticos nuevos reactores en número suficiente para cubrir las necesidades que va a plantear la reducción o encarecimiento de los combustibles fósiles no estarían disponibles, en el mejor de los casos, hasta dentro de 12 o 15 años.

En el ámbito mediterráneo del que se ocupan estas páginas disponemos afortunadamente de recursos renovables en abundancia que gracias a una tecnología cada día más barata nos permitirán avanzar muy rápidamente en la consecución de esa deseada autosuficiencia energética que va a ser el requisito indispensable para obtener la estabilidad necesaria para afrontar la lucha contra el cambio climático, que es, en definitiva, el gran reto que tiene planteado hoy el conjunto de la Humanidad. No miremos para otro lado.

Sergio de Otto, Periodista y fundador de fundación de energías renovables

Periodista, fundador de SdeO Comunicación, empresa especializada en el sector de la energía y el medio ambiente con más de veinte años de trayectoria, y patrono de la Fundación Renovables. Ha sido también Director de Relaciones Externas y de Comunicación de la Asociación Empresarial Eólica (2007-2012), del Congreso Nacional de Medio Ambiente (2006) y de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) (1999-2004). Colabora intensamente en diversas publicaciones con columnas, artículos e informes sobre el sector de las energías renovables y el medio ambiente y participa activamente en las redes sociales.