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Economía
El olivar mediterráneo frente al cambio climático

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No hay duda de que la columna vertebral de la dieta mediterránea es el aceite de oliva y son precisamente los países de la cuenca del Mediterráneo los mayores productores. El olivo se considera una de las especies más adecuadas y mejor adaptadas al clima mediterráneo, sin embargo, en años como este marcado por una pertinaz sequía, con temperaturas excesivamente altas y falta de lluvia están afectando directamente a la producción de aceite de oliva.

No en vano, el informe Empieza la cuenta atrás. Impactos del cambio climático en la agricultura española elaborado por COAG, señala que una subida media de las temperaturas de dos grados hasta el 2050 incrementaría de forma exponencial las consecuencias negativas para este cultivo. “En el caso del olivar el cambio climático reduciría en un 80 % la superficie apta para el cultivo del olivar en Andalucía en variedades de secano como la hojiblanca y la manzanilla”.

Las fuertes temperaturas ya han obligado en zonas como el sur de España a realizar la cosecha, con casi un mes de antelación a lo que suele ser habitual y las 800.000 toneladas de previsión de producción en España suponen en torno a un 40% menos que la campaña anterior que se recolectaron 1,47 millones de toneladas, lo que va a provocar una subida de los precios. Según la Secretaría Ejecutiva del Consejo Oleícola Internacional las últimas cifras de la última semana de octubre en España el precio del aceite de oliva virgen extra en almazara marcaba 471 €, los cien kilos lo que supone un 48% más respecto al año anterior. En el caso de Bari (Italia) esta cifra sube hasta 540 €, un 33% más que en el anterior ejercicio y baja a 385€ en Chania (Grecia) que significa un 26% más.

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Aunque el cambio climático es un fenómeno a nivel mundial, no a todos los países les está afectando de la misma forma. Así, fijándonos en concreto en la producción de aceite de oliva, los países más occidentales de la cuenca mediterránea podrán tener caídas significativas frente a los países orientales que aumentarían su producción. En este sentido llama la atención el caso de Turquía que podría convertirse en el segundo productor más grande del mundo. “En esta campaña obtendremos un total de 421.717 toneladas de aceite de oliva, lo que supone un incremento en un 79% respecto a la campaña anterior”, asegura Mustafa Tan presidente de la junta del consejo nacional turco de aceitunas y aceite de oliva.  Debido a su ubicación geográfica en el lado nororiental del Mediterráneo, Turquía evitó el clima cálido y seco que asoló a Europa este verano: “Tenemos las condiciones climáticas más favorables y por lo tanto los olivos se vieron relativamente poco afectados por el cambio climático”, comenta Tan. Todo esto va a provocar también un cambio en los actores que participan en el comercio exterior. “Nuestro país puede satisfacer una cantidad significativa de la escasez de suministro experimentada en otros países.” Y es que, efectivamente si tenemos en cuenta que tan solo Turquía y quizá Grecia se han salvado de tener que sufrir olas de calor y falta de lluvia, ambos países se pueden convertir en las despensas alternativas para compras con destino al mercado europeo e internacional.

Y es que, si hablamos de importaciones, según el Consejo Oleícola Internacional ocho mercados representan alrededor del 80% de las importaciones de aceite de oliva y de aceites de oliva vírgenes en todo el mundo: Estados Unidos con el 35%, la Unión Europea con un 17%; Brasil con un 8%; Japón con un 6%, Canadá con el 5%; China con el 4%, Australia con 3 y Rusia con un 2%. Y de los países productores de la cuenca del Mediterráneo, España, durante la campaña 2020/2021 exportó más de un 29%, seguida de Túnez con un 26%, Italia con un 20%; Turquía con un casi 3% y Gracia con un 2’2 %.

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Graph on the evolution of monthly prices of extra virgin olive oil.  

© El Consejo Oleícola Internacional

A pesar de que muchas voces asemejan esta campaña a la de 2014/15 donde España estuvo por debajo de 900.000 toneladas, el Consejo Oleícola Internacional tiene una visión positiva de la situación: “La producción va en aumento debido a que se están instalando nuevas plantaciones y restaurando las existentes. Además, el uso de nuevas plantaciones semi-intensivas y extensivas con altas densidades de árboles por hectárea aumentan la producción. También se está trabajando con injertos, procedimientos de agua más eficientes, así como mejorando la mecanización y dinamización del sector.” Y añaden: “Tampoco hay que olvidar que las importaciones y el consumo a nivel mundial siguen una tendencia positiva al largo plazo, por lo que las perspectivas de futuro del sector son optimistas.”

Sin embargo, si pensamos en conjunto se espera que la producción de aceite de oliva en la Unión Europea en su conjunto caiga de forma drástica en comparación con el año pasado. Las organizaciones COPA y COGECA hablan de una reducción de un 35%, señalando que en España la situación es “especialmente preocupante”.

No obstante, a pesar de que el olivo es una de las especies más resistente a la falta de agua, si tenemos en cuenta que el Mediterráneo es una de las regiones que más se van a calentar en los próximos años, el uso de sistemas de regadío de alta tecnología será clave para paliar esta situación.