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Migración
Disputa migratoria entre Berlín y Roma

¿Bancarrota moral o crítica justificada?
Seenotrettung
© picture alliance / JOKER | Alexander Stein

La coalición del semáforo de Berlín financiará en el futuro el salvamento marítimo privado en el Mediterráneo con 2 millones de euros anuales, hasta 2026, lo que, junto con el todavía vigente "Reglamento Dublín III", que hace recaer la carga principal de los procedimientos de asilo en los países de primera llegada a la UE, ha suscitado duras críticas por parte de Italia. El tema de la migración es conocido por dividir a la sociedad aquí y ha sido un tema central en las frecuentes campañas electorales durante años. El éxito del gobierno de derechas de Fratelli d'Italia, Lega y Forza Italia en las elecciones de septiembre de este año se debe también, en parte, al acalorado debate migratorio.

Los antecedentes

En verano, 21 países de la UE acordaron un mecanismo voluntario de solidaridad (de los cuales sólo 13 acogerán realmente a los refugiados), pero hasta ahora incluso Alemania, que ha prometido una cuota de 3.500 plazas, ha acogido a muy pocos refugiados (menos de 150). Otros países, al parecer, no han cumplido sus compromisos en absoluto. Por muy correcta que sea la decisión sobre el salvamento marítimo desde el punto de vista humanitario, resulta problemática en este contexto por su génesis y efecto político europeo. Es bien sabido que el gobierno de Meloni es muy crítico con la inmigración; el socio de coalición de Meloni, Matteo Salvini, es y sigue siendo de línea dura en este sentido. Sin embargo, una desestimación general de cualquier crítica de Italia a la medida basándose únicamente en esto se quedaría corta. Pues la decisión se enmarca en la percepción que se podría tener en el Sur de una serie de decisiones descoordinadas por parte de Alemania.

El error capital de 2013

En 2013, por ejemplo, Alemania se había resistido a una mayor solidaridad con sus socios del sur de Europa en la cuestión migratoria, para luego exigirla ella misma en 2015 durante la crisis de los refugiados. Esto tuvo menos acogida y, como es sabido, tampoco tuvo éxito. Sobre todo porque al mismo tiempo se hacía negocio con la causa personalizada de la huida como actor central de la guerra siria: Vladimir Putin. No hay que ocultar el hecho de que el asilo, la huida y la migración económica no son en absoluto lo mismo en términos legales, pero eso era de importancia secundaria para el debate público.

Una propuesta en especie

A falta de un mecanismo de distribución eficaz dentro de la UE, Italia y otros países pueden sentir, con razón, que la carga principal de los refugiados que llegan se descarga -una vez más- en los países de primera llegada. Por lo tanto, sería lógico apuntalar la financiación del salvamento marítimo privado con ofertas de acogida. Alemania podría comprometerse a trasladar inmediatamente a Alemania a los refugiados rescatados del peligro en el mar con la ayuda de los 2 millones de euros anuales y someterlos allí al procedimiento de primera llegada. Esto está expresamente previsto en "Dublín III" como una medida voluntaria de los Estados miembros. Por un lado, esto sería un buen ejemplo para Alemania y, por otro, refutaría las críticas de que Alemania se perfila como actor humanitario a "costa de la política interna" de otros. 

David Henneberger dirige la oficina de Madrid y es responsable de España, Italia y Portugal.