Federalismo
Federalismo y Liberalismo alemán en Baden-Württemberg
El pasado mes de junio tuve el privilegio de participar en el programa “Federalism and Decentralization”, organizado por la Fundación Friedrich Naumann, que reunió a un grupo diverso de expertos en políticas públicas de México en el estado alemán de Baden-Württemberg. Acompañados y guiados por María José Salcedo y Charlot Uhrig de la Fundación, recorrimos Stuttgart, Tübingen y Karlsruhe, donde dialogamos con académicos, funcionarios, líderes cívicos, políticos liberales, cámaras empresariales y emprendedores.
El Federalismo
En cada encuentro, ya fuera con el Ministerio de Economía, Trabajo y Turismo del estado, el Congreso estatal (Landtag), la Universidad de Tübingen, cámaras de comercio o en el evento “Startup BW”, pudimos constatar cómo el arreglo federal alemán fomenta la responsabilidad regional y la capacidad de los gobiernos subnacionales para diseñar políticas económicas diferenciadas.
Esto permite que estados como Baden-Württemberg desarrollen su vocación emprendedora y apuesten por la libertad económica. Observamos de primera mano, a través del intercambio con cámaras industriales y asociaciones empresariales, cómo la cultura de cooperación entre sector público y privado fortalece la capacidad del Estado para adaptarse dinámicamente tanto a las exigencias del desarrollo como a las demandas de sus ciudadanos.
El resultado es visible: Baden-Württemberg se ha mantenido como una de las regiones más prósperas y emprendedoras no solo de Alemania, sino de toda Europa, sabiendo adaptarse a un mundo en constante cambio. Allí no solo nacieron marcas emblemáticas como Porsche y Mercedes-Benz (inventora, por cierto, del automóvil del mundo en 1885) sino que han permitido el desarrollo de un pujante ecosistema emprendedor. No en vano SAP, probablemente la única empresa tech europea de relevancia global, nació y opera ahí.
Descentralizar no significa fragmentar, sino crear espacios donde las demandas sociales puedan ser escuchadas con mayor cercanía y atendidas con mayor eficacia; donde los gobiernos puedan reaccionar con agilidad ante la innovación y el cambio.
El Desafío
Junto con estos ejemplos positivos del sistema político alemán, también surgieron en nuestras conversaciones preguntas inquietantes sobre los límites del sistema político alemán cuando enfrenta desafíos al consenso que lo sostiene.
Alemania vive un momento de inflexión. El auge del partido Alternative für Deutschland (AfD), que en las elecciones federales de este año obtuvo el segundo lugar a nivel nacional y hoy lidera la oposición con el 24 % de los escaños, ha provocado un intenso debate sobre cómo debe reaccionar el sistema frente a una opción contraria a los consensos que han prevalecido durante décadas.
El incremento en respaldo popular se explica en parte por un creciente malestar social. Muchos alemanes se muestran escépticos ante una integración europea percibida como poco democrática y fomentada por burocracias lejanas, y preocupados por oleadas migratorias procedentes de Oriente Medio y África. Ante esto, sintieron que el establishment político respondía con una negativa cerrada: “No hay alternativa”. La AfD apareció, precisamente, como la fuerza que decía que sí la había. Enarboló banderas como la recuperación de soberanía frente a Bruselas, el freno a la migración, e incluso la deportación masiva de migrantes, siguiendo la retórica de Trump.
Muchos líderes liberales en Alemania reconocieron estos riesgos y contradicciones. En sus manos está ofrecer alternativas que estén sustentadas en principios liberales y que atiendan las preocupaciones de unos ciudadanos cada vez más ansiosos.
Conclusión
Alemania ofrece con sus muchas más luces que sombras lecciones importantes. Atestiguamos un modelo federal robusto, una cultura emprendedora vibrante y una administración pública responsable. Pero también un sistema que hoy enfrenta desafíos cruciales a sus valores fundacionales.
Para los mexicanos que participamos en esta experiencia, impulsada por la Fundación Friedrich Naumann, todo esto fue una invitación a pensar nuestras propias instituciones. A construir un federalismo más próximo al ciudadano, capaz de escuchar mejor y reaccionar más rápido. Y a sostener un liberalismo auténtico y atento a sus principios.
Agradezco profundamente a la Fundación y, en particular, a María José Salcedo y Charlot Uhrig, por habernos guiado con generosidad, apertura y buen humor a lo largo de esta enriquecedora experiencia. Que lo aprendido en Baden-Württemberg nos sirva para seguir defendiendo la libertad.