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Renovar la confianza en la democracia: visibilizar a la Sociedad Civil

Majo OSC

Es evidente que el modelo democrático está siendo cuestionado en muchos países. Muchas personas consideran mejor que un partido tenga mayoría para que las decisiones se tomen de manera más rápida. No obstante, en una democracia es natural tener procesos de toma de decisión lentos porque todo debe debatirse. El debate es inherente a la democracia, garantiza que las distintas perspectivas sean escuchadas y, por ende, la representación de los distintos grupos que componen una sociedad.

Muchas veces se habla de que una democracia está compuesta por el equilibrio entre los poderes y por el respeto a los derechos humanos. Sin embargo, poco se habla sobre las organizaciones de sociedad civil como garantes necesarios de la calidad democrática. Hablar de sociedad civil es hacer referencia a grupos organizados de personas que son independientes al Estado, como las organizaciones no gubernamentales y los think tanks o centros de pensamiento que producen ideas innovadoras de políticas públicas.

La palabra “civil” hace referencia a nuestro rol como individuos y ciudadanos de promover una agenda relevante hacia nuestra sociedad. Lo increíble de las organizaciones de sociedad civil es que existen tantas como los múltiples intereses y problemáticas a resolver que a los ciudadanos les preocupan. Por ello, la sociedad civil es un ejemplo práctico de la vida en sociedad de manera plural, diversa y tolerante.

En México, la sociedad civil es relativamente “nueva” en comparación con otros países con larga tradición de organizaciones como Alemania. Además, en nuestro país la mayor parte de las organizaciones tiene un enfoque asistencialista, de corte voluntario y apoyo a causas sociales. Las organizaciones con incidencia política y centros de pensamiento también son recientes y esto puede notarse en la lista de los Think Tanks más importantes del mundo, publicada en 2019 por la Universidad de Pensilvania, en la que ningún centro mexicano se encontraba en el top 75. Sin tomar en cuenta Estados Unidos, podemos encontrar en el listado de los 150 Think Tanks más importantes del mundo a Ethos Lab, COMEXI, CIDAC y Fundar, organizaciones mexicanas que realizan investigaciones con datos para incidir y mejorar las políticas públicas que nos conciernen en nuestro día a día. Actualmente, la mayor parte de los centros de pensamiento más importantes e influyentes se encuentran en Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y Francia.

Mientras en México hay 33 organizaciones de la sociedad civil por cada 100 mil habitantes, en Estados Unidos hay 680, en Chile hay 650 y en Brasil 170. Además, 1 de cada 2 organizaciones se concentran en 6 estados de la República: Chiapas, la Ciudad y el Estado de México, Jalisco, Oaxaca y Veracruz. Hasta 2018, en México solo el 8% del financiamiento provenía de recursos públicos, mientras que en Estados Unidos era el 31%. Además, el 85% de los recursos de las organizaciones proviene de ingresos autogenerados. Es decir, a diferencia de otros países que cuentan con altos financiamientos privados o públicos sin dañar su independencia, en México el panorama no es así. Tal vez esto sea porque en México, este sector ocupa tan solo el 2% de la población, mientras que en democracias más consolidadas como la alemana o la estadounidense, este dato asciende al 11% y 10% respectivamente. En Alemania existen organizaciones como VENRO (Asociación para la Política de Desarrollo y Ayuda Humanitaria) o Bundesverband Deutscher Stiftungen (Asociación Nacional de Fundaciones Alemanas) que aglomeran a todas las organizaciones de sociedad civil para representar sus intereses, generar eventos de intercambio y networking fortaleciendo el sector. En México se encuentra el Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI) reuniendo organismos y organizaciones comprometidas con un cambio social, pero sin la profundidad de las organizaciones en Alemania.

Es un error pensar que para incidir en las decisiones del Estado deben ocuparse cargos de elección popular como si esa fuera la única fuente de legitimidad para participar en lo público. Cuando las organizaciones de sociedad civil colaboran con los gobiernos, se mantienen independientes ya que no buscan el poder político. La tarea es colaborar para robustecer los marcos institucionales y generar políticas públicas más adecuadas. La incidencia debe entenderse como lograr la representación de los intereses de las personas que componen una sociedad, que sus derechos sean reconocidos en la ley y se implementen políticas para garantizarlos en la práctica.

La sociedad civil debe entenderse como un elemento que limita y controla el poder del Estado. A través de sus investigaciones y análisis, los centros de pensamiento generan conocimiento para que tanto periodistas, como académicos y la ciudadanía en general, pueda tomar decisiones informadas y conocer sobre los abusos de poder. Por ello, resulta preocupante el deterioro de los espacios de acción de las organizaciones en México, así como los recortes al poco financiamiento que reciben. Si buscamos mayor relevancia internacional e incidencia nacional, y no solo un enfoque asistencialista de nuestras organizaciones, estas deben estar conformadas por las personas más preparadas del país, mismas que merecen una remuneración acorde a su preparación universitaria y experiencia laboral. De esta manera, resulta un agravio la reducción en presupuesto que afecta la calidad de vida de investigadores, analistas y expertos, dañando al tercer sector en su conjunto y su gran potencial.

Cada vez más personas dudan del modelo democrático. Pareciera que la confianza en el sistema está perdida. Políticos vienen y van, escándalos de corrupción parecieran no terminar, y la desigualdad es lamentablemente persistente. ¿Cómo podríamos restaurar la confianza en la democracia? Tal vez deberíamos mirar hacia el sector de las organizaciones de sociedad civil, tan invisibilizadas y olvidadas, pero que a diferencia de muchos líderes políticos se mantienen a través del tiempo, garantes de nuestros derechos, de mejorar la competitividad del país realizando una gran labor de avances en iniciativas de ley y propuestas de políticas públicas. Apoyar su trabajo e interesarnos por aumentar su visibilidad y representación debe ser nuestra prioridad si queremos vivir en una democracia y en que el sector crezca para generar a los mejores expertos analistas del país.